¡Qué lisura!

Humilde habitante de los conos, ¡ándate a la mierda!
Estimado señor de la tercera edad, ¡no me joda!
Ilustre morador de El Carmen, ¡vete al carajo!
Distraído chofer de combi, ¡anda vete a la concha de tu madre!
¿Suena bien?
No! Le falta sazón y color.
Y es que el insulto, es insulto y solo eso.
Cuando queremos ofender o defendernos, muchas veces empleamos las peores palabras para herir o desquitarnos, lejos de discriminar o cholear.
En el país de Arguedas y todas las sangres debemos de una vez por todas, desterrar el racismo del que todos somos culpables y víctimas, pero sobretodo, no aprovechar cualquier situación para enfrentarnos entre peruanos de cualquier color.
Que yo recuerde nadie saltó cuando Eliane acusó  a muchos de sus detractores de pitucos miraflorinos o cuando Sonia Morales declaró que un “Blanquiñoso” la ofendió.
Qué lisura ¿no?