El valor de difamar

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Qué fácil y rentable es hoy en día difamar o quemar a las personas.
Solo basta sentarse en el sillón rojo y poner cara de yo no fui para recibir -a costa otros- cincuenta mil soles.
Tirar caca con ventilador se ha convertido en el nuevo deporte de los invitados de Beto, quienes en lugar de desnudar sus propios errores y defectos, ventilan los de otros, que lejos de recibir parte del premio se ven perjudicados más de lo debido por las declaraciones de las víctimas.
Victimarios más bien diría.
Victimarios a sueldo y pirómanos despechados que disfrutan quemando gente con la complicidad de un detector de mentiras tan falso como las lágrimas que arrojan.
Arde Lima al igual que Troya que por culpa de Helena, otra tramposa, los espartanos también quemaron todo lo que quedaba a su paso por venganza.
Sería recomendable por el bien del programa y de los invitados -que no entiendo cómo no son demandados aún- enfocar las preguntas en las acciones cuestionables de los famosos y no de terceros para evitar incendios innecesarios.
Aunque claro, la estrategia de los canales, es darle la oportunidad de réplica también a la otra parte para participar de este incendio forestal colectivo que nos calcina a todos por su mediocridad, morbo y poca vergüenza.
Me quedo de lejos con la Ilíada, con la Película Troya o con cualquier otra película de sábado antes de ver a gente quemándose entre sí.
Antes de ver el valor de la verdad.
 


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