Loquito Skate


Extraordinario Jack Russell Terier en skate. En honor a Camilita.
Recuerdo con nostalgia cuando iba a la rampa del faro de Miraflores  a ver a los grandes del skate  “sacar llantas” o hacer maniobras espectaculares que solo los skaters de hoy pueden superar.
Mi skate me acompañó durante mucho tiempo desde niño hasta adolescente, llevándome diariamente hasta mi primer trabajo como redactor en aquella casona donde quedaba Publicitas Imma, mi primera agencia de publicidad.
Todos los días, emprendía mi ruta desde la primera cuadra de la avenida Juan de Arona donde   me esperaban con matemática precisión los cambios de luces de los semáforos para tomar viada y ser el primero en deslizarme  a gran velocidad por toda la avenida hasta llegar a la Iglesia Virgen del Pilar.
Temerariamente cruzaba  las avenidas Petit  thuoars y  Arequipa, solamente respaldado por la luz verde del semáforo que antes la gente  sí respetaba.
Al final del recorrido me esperaba un fascinante día de chamba en mi oficina donde era uno de los practicantes más felices y agradecidos. El loquito del Skate me decían cariñosamente mis compañeros.
El tiempo pasó y no solo cambié de chamba, también cambié de transporte. Aparecieron en mi vida una Susuki  400, luego un gol, una ninja 750 y un tercel consecutivamente, hasta un setiembre del  96 cuando me enteré que existía no una rampa, si no, todo un skate Park.
La emoción fue tan grande que inmediatamente busqué un skate para dirigirme a este túnel del tiempo donde me esperaban piscinas y rampas de última Generación.
Llegué al skate Park, pagué mi entrada, recorrí las mejores rampas hasta llegar a una piscina espectacular donde solo los más osados hacían cola para mostrar sus habilidades.
Estos parques tienen como regla la utilización de las piscinas por turnos. Uno es dueño de toda una piscina y nadie puede tirarse porque podría ocasionar fácilmente un accidente al haber más de una persona maniobrando, subiendo o bajando a toda velocidad.
Recuerdo que me encontraba arriba de la rampa detrás de cuatro personas que esperaban su turno. Desde lo alto, no me preocupaba la espera porque la vista y la situación eran indescriptibles. Una  mezcla de adrenalina, nervios, y  emoción, hasta que siento alguien que tira de mi casaca y me dice:
Le toca señor.
Inmediatamente volteo y veo a un niño de 10 años que me mira casi molesto esperando que me tire con mi skate.
La sensación ya no fue la misma. Ese “le toca señor “me ubicó nuevamente en el tiempo.  Habían pasado muchos, pero muchos años desde mi adolescencia hasta este momento, donde un tío jugaba a ser joven otra vez.
La duda me invadió, miré hacia abajo y solo imaginaba las risas de los muchachos burlándose si no hacía un buen salto. Todos mis temores afloraron, aguanté la respiración y me tiré –literalmente- a la piscina.
Un delicioso vértigo me invadió en plena trayectoria , luego, la sensación de sentirme nuevamente vivo y completo, sin ningún hueso roto y lo mejor de todo , a pesar de mis años,  sentirme Joven aún como cantaba el chavo, olvidándome de la parte mañana viejo serás.






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Comentarios

3 respuestas a «Loquito Skate»

  1. Avatar de gonzalo alonso
    gonzalo alonso

    La otra vez fui por la cachina y pase por un puesto donde vendian dos super long skate uno por 700 soles y el otro por 500 ya me veia con uno de esos haciendo down hill, pero hay que dedicarse,y a los 45, que te parece nos mandamos, o nos quedamos solo con el surf.
    Mi mejor amigo Gonzalo, sería un gusto volver a las andadas.(en skate por supuesto.)
    Tu eres parte de esta historia, y tu skate también.

  2. Avatar de gonzalo alonso
    gonzalo alonso

    creo que la hora esta un poco adelantada, va a ser la 1:00…

  3. Avatar de pedro salinas

    Tamá. Me has hecho sentir tío, y eso que yo nunca monté skate.
    Siempre te hice sentir tío mi querido amigo. Sería mecanismo de defensa?

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