Día del Maestro

Hace ya algún tiempo-como canta Duncan Dhu- vengo disfrutando de las maravillas que nos ofrece la costa limeña. Un mar lleno de olas para todos los gustos. Triángulo, Mohana, Barranquito, La Reventazón  de Makaja,  Pampilla y otras playas más, nos ofrecen olas a pocos minutos de nuestras casas u oficinas. Tenemos la suerte de poder correr olas todo el año  sin tener que viajar mucho, es más, sin viajar, a  solo algunos  minutos nada más.
Correr olas muy temprano o a la hora del almuerzo es la mejor forma de revitalizar cuerpo y  alma. La sensación de correr algunas olas y luego ir a trabajar, es casi indescriptible. El frío y la flojera son “Peanuts” frente a la recompensa y bienestar de correr olas y desafiar el mar.
Ahora,  cuando revienta herradura, la cosa es otra. Hoy mucha gente corrió en la mañana. Coger una ola rodeado de tantos tablistas de primer nivel, hace más difícil la sesión. Por lo que decidí meterme en el mar justo a la hora que todo el mundo veía el partido Uruguay / Holanda. Fue la mejor decisión(Éramos pocos los afortunados que corríamos sin tanto «Crowd» ) ya que los goles los veré hoy en la noche antes de dormir soñando con las maravillosas olas que corrí hoy por el Día del Maestro con algunos -y felizmente pocos – Maestros del Surf.